El
viento de Lanzarote sopla,
el
caminar no tiene fin,
siento
que no puedo más,
pero
él sigue sin parar,
Las
hojas susurran,
volcanes
a la espera de erupcionar.
Las
vides se alargan como serpientes.
Observo
malpaíses imponentes
por
todo Timanfaya.
Y
yo pienso que César muy pronto se fue,
que
la isla se quedó sin él,
Yo
me pregunto: ¿Volverá tal vez?
Autoras:
Gisela Rguez. y Lucía Santana
El
viento azota el árbol.
El
dulce ailanto se queda sin hojas.
La
brisa golpea a la gente
que
atravesaba La Geria tranquilamente.
La
bonita montaña se queda atrás,
tal
vez nada más.
Solo
veo negro, blanco y marrón
que
César quiso plasmar.
Este
vendaval pronto acabará
y
en otros amaneceres llegará.
Autor: Naim
Zerpa Pulido.
El
Timanfaya observa
cómo
el viento se hace notar
tronchando
los árboles
y
empujando a los demás.
La
gente soñaba para que finalizara ya,
pero
el viento pertinaz
solo
acababa de empezar.
Las
palmeras y los malpaíses
no
lo pueden soportar,
con
ellos, los alisios
no
paran de jugar.
Autores: Fco. Javier Rivero y
Marcos Quintero.
Personas
corpulentas van a trabajar
recolectando
vides sin parar.
Si
esta fruta pruebas,
encantada
te quedas.
Al
atardecer, ves tuneras florecer.
Las
uvas en la cesta
exhiben
su belleza,
los
hombres y las mujeres llevan
los
racimos a la prensa,
se
mueven con presteza
y
de repente,
el
jugo aparece en el recipiente.
Autoras: Paula Rodríguez y Adelaida Ortega.
Siento que el viento
Siento que el viento
hace lento el caminar,
andaban y andaban
pero él no paraba de soplar.
Volcán dormido,
viento sonoro,
que no deja descansar a su ruido.
Las hojas del drago tiraba,
las verdes tuneras tronchaba
y mientras esa música sonaba
a todos enamoraba.
Autores: Nicolás Darino y Juan José Valido
El viento de aquel lugar,
resoplaba sin cesar,
música de las entrañas de la tierra,
aire salado,
costa roja de volcán.
¡Ay, alisios de mi corazón!
¿Por qué no paras de soplar?
El viento que viene y que va
envuelve La Geria,
a
la tierra humedece
y César ese paisaje embellece.
Autoras : Laura Arnaiz y Naira Santana