jueves, 10 de abril de 2014

Manolo González, escultor del Tritón, nos escribe. El Tritón de La Laja. 2013/2014.

¡Hola, otra vez!

¡Acabo de leer los microrrelatos, y, por favor, haz llegar a sus autores mi felicitación y gratitud. Me han gustado mucho, Cuando hago una obra pública, soy consciente de la responsabilidad que se asume, al convertirse la obra en parte del imaginario de la ciudadanía..., después de leer estos relatos, me reconforta saber que la obra, ya no es sólo mía, sino de todos, y es capaz de motivar y hacer ver más allá de lo simplemente dado, que es la principal función del arte.

Otra vez, muchísimas gracias por participarme del trabajo de los alumnos y, por favor, hazlas extensivas a ellos.

Saludos muchos


Manolo González





Microrrelato 
¡Ella se reía tanto después del baño en la orilla del mar de La Laja...! Y como la risa es la mayor provocadora, asomó la cabeza para ver lo que le pasaba a un Tritón que vivía en un palacio dorado.
-¡Un Tritón!- grito ella.
El Tritón tranquilo y sonriente y con una caracola en las manos le preguntó: ¿puedes decirme en qué  playa estoy?
Nayra Santana


Microrrelato 
Hoy me despierto con la vida de bronce, viéndolo todo de color turquesa, mis brazos, mis piernas, mi cara, todo yo soy acariciado por la brisa del mar. Mi caracola rozándome la cara. Mi temperamento es querido, mi belleza es deseada o criticada, pero yo soy el Dios del Mar, aunque antes de colocarme en mi altar me hayan partido en trozos. Yo sigo avisando con mi bella caracola de los peligrosos temporales del Océano Atlántico.
Laura Arnaiz



Microrrelato
Desde un lugar privilegiado observo las montañas y el mar, donde yo vivía felizmente antes de estar aquí. Ahora, hecho de bronce, no me puedo mover, ni tampoco tocar mi caracola, que a las olas gigantes hacen amainar. Me impongo por mi poder y grandeza aquí arriba, pero cada vez que puedo, abandono mi cuerpo y me escabullo bajo el mar, al palacio dorado, con mis padres y más allá.

Javier Rivero

El tritón de La Laja

Microrrelato 
Era el momento más confuso para dioses, semidioses y criaturas mitológicas; en especial para el Tritón. La gran guerra había empezado entre el Imperio Romano y la Civilización Griega; todos tenían que escoger, o Griegos o Romanos. Y el pobre Tritón iba a dejar de ser Dios para convertirse en una simple criatura mitológica; y para colmo, ¡le iban a prohibir nadar en el Mar Mediterráneo! De repente, se acordó de unas islas paradisíacas en el Océano Atlántico,  y dijo: ¡Iré a vivir a Gran Canaria!

David García

Microrrelato
Un día me encontré en el magnífico Océano Atlántico. La gente me miraba con respeto, algunos valientes incluso se atrevían a acercarse, sabían que este océano me pertenecía. Estaba impresionado. Por fin podía nadar como pez en el agua, jugaba con el mar. Con mi caracola calmaba o alertaba de las turbulentas olas que surcaban la playa de La Laja. Esa brillante agua me acariciaba la cola bronce, bronce como la arena que me rodeaba. Siento una felicidad inexplicable, yo soy y aquí estoy, el Dios del Mar.
Mireya Sánchez


 Microrrelato 
Me pregunto por qué estoy aquí, qué hago yo todos los días, y lo más importante, por qué existo, quién me creó y para qué sirve la caracola. Lo único que sabía es dónde vivía -en las profundidades marinas en un palacio dorado- y mi padre se llamaba Neptuno; sí, Neptuno, ese Grandioso Dios con un Gran Tridente.
Christian.

El Tritón de La Laja

Microrrelato 
            Soy un dios y me encuentro en La Punta del Palo, en La Laja,  me atrevo por la noche a nadar por mis aguas. Toco mi caracola y calmo las olas. Me sumerjo para visitar mi palacio dorado. Luego, al amanecer, vuelvo a mi tumba de bronce.
Ana Díaz



Microrrelato 
Me escapo del altar a mi palacio dorado. Aviso con mi gran caracola de los ruidos del mar. Buceo por el Océano Atlántico absorbiendo las dulces olas que acarician mi cara. Mi bella cola hecha de bronce que baila con mi cuerpo, surca veloz el espacio azul. Voy de un sitio a otro sin parar. Me llaman “GUARDIÁN DE  LOS DIOSES”.

Alexia Díaz

Microrrelato

Mis padres me habían avisado. Pasaría de ser uno de los más poderosos dioses del mar a ser homenajeado y representado en una gran escultura de bronce. Estaba colocado en un precioso paisaje, aunque fuera del mar. Soy hermoso. Estoy hecho totalmente de metales brillantes, y situada en mi mano, delante de mi boca, tenía mi adorada caracola para así poder hacerla soplar. A mi alrededor observé unas pequeñas figuras que me miraban asombradas.
Echaba de menos mi hogar: mi palacio dorado, mis padres, mis hijos, los ciudadanos de mis queridas profundidades… Pero tenía la sensación de que allí estaría genial y que la gente que habitaba ese lugar me adoraría como al único dios. Así que, para empezar mi nueva vida, hice sonar un bárbaro sonido con mi caracola.

Claudia Santana

domingo, 9 de marzo de 2014

El microrrelato.

¿Por qué?

Como profesora de Lengua española y durante años consecutivos, tanto en Sexto de Primaria como el Primer Ciclo de la ESO, he podido comprobar que en estas edades, el género narrativo “cuento” no es apreciado por la mayoría del alumnado. Tal vez sea porque es necesario respetar una estructura organizada y esto produce en el alumnado un rechazo previo que le desanima ante la tarea propuesta: 
  • Configuración del mundo ficticio mediante elementos diversos: ambientes, épocas, personajes, empleando distintas formas de expresión. 
  • Desarrollar un nudo y cerrar su tema planteando un oportuno desenlace, el cual, según el caso, puede resultar esperado o inesperado.


En mi afán por encontrar un estímulo que no provocara una queja por el texto sugerido o bien por la pereza de construir uno que ellos consideraran posiblemente lejano a sus intereses, descubrí con agrado que a mi alumnado le gustaba mucho mucho que le leyera, luego que había un tipo de lectura que prefería escuchar más que otro y posteriormente que el microrrelato le fascinaba porque era un relato corto y porque generaba debate, discusión o incluso asombro, pues todos no entendían lo mismo y además deseaban comprenderlo. Así aprendieron que de todo, de todo se puede escribir aunque no tenga un desenlace, o no aciertes a imaginar un final o que cualquier situación la puedas transformar, que combines parte real y parte surrealista, que un camello conozca lo que es un ecosistema volcánico, que puedas acurrucar a una estrella, o, o…, y que cada palabra nueva tenga un hueco esperándola en otro relato y en otro y en otro. Y además, como son relatos breves, puedes escuchar los 25 restantes y aprender de ellos, aplaudiendo las ocurrencias o el doble sentido o las metáforas empleadas por sus compañeros y compañeras. 
Julia Arnaiz Castro

viernes, 17 de enero de 2014

Noche de malpaís (César Manrique)

   
Los camellos esperan la erupción del volcán
horas y horas a que empiece ya.
Bajo la noche estrellada,
bajo la luna eclipsada,
inquietos, impacientes,
caminan y caminan sin descansar,
con rumbo al volcán a punto de estallar.
¿Tal vez de una visión se trató
o quizás al final sí ocurrió?

Autoras: Lucía Santana y Claudia Santana
¿Era un sueño o era real?
No lo sabré jamás,
pues tres camellos desfigurados
en el desierto están,
¿qué les hacía soñar
entre negros malpaíses
y el Timanfaya volcán?
Estrellas doradas
duermen en nubes de fuego
con su linterna
de eclipse solar.
¿De un cuento habrán salido
o de los tres Reyes Magos?
¿Será producto de la imaginación
de este tan audaz pintor?

Autoras: Sheila Santana y Adelaida Ortega.



La noche con traje de luto
por la muerte del Sol.
El volcán escondido
detrás de la sombra.
Pequeñas luciérnagas
vigilando de lejos
a  la luna brillante
y a bellos camellos.
¿Será fantasía?
¿Será real?
Con esos animales de ensueño
que solo César podía imaginar.

Autores: Alba Collado y Marcos Quintero


Familia de camellos
que un mago invocó.
Ellos se alimentan
de plantas risueñas 
en una noche con estrellas.

La roja lava va al cielo
y nubes encarnadas
se forman en su techo.
¡Pobre sol anaranjado
que la lava lo ha salpicado!

Autor: Alejandro Pérez Viera.





Tres camellos sin rumbo,
en la noche desierta están,
la Luna alumbra su camino
para ellos poder continuar.
Una noche estrellada,
una noche especial,
esa noche, los camellos
nunca la olvidarán,
porque un eclipse solar
están a punto de observar
y a su destino podrán llegar.

Autor: Marta Betancor

En una noche de estrellas
unos camellos van
por los malpaíses de Lanzarote,
caminado sin cesar.
La luna alumbra el camino,
ellos a su casa quieren llegar,
pero por un largo sendero
tienen que pasar.

Autor: Francisco Javier Rivero


lunes, 13 de enero de 2014

Más del "Viento en La Geria" (César Manrique).

El gigante del viento
me quiso llevar
a una isla que jamás se pudo soñar.
Blanco, verde,
verde y blanco,
los colores que los alisios han secuestrado.
Hasta el crepúsculo con él estoy jugando.
Me susurra, me protege,
lo único que quiere es abrazar.
¡Ay César, algo más magnífico no podías crear!

Autoras: Paula Canino y Mireya Sánchez



Más de " La vendimia" (César Manrique)


Esferas de colores
en cajas y cestones,
transportadas por recolectores,
para hacer vinos
de distintos sabores.
¿Blancos o tintos,
cómo serán?
De la dulce uva
el jugo saldrá,
¡qué magia aparecerá!
Si lo quieres saber,
paciente has de ser.
Zeus una tregua
a Gaia pidió,
por eso Zeus,
del vino disfrutó.

Autor: David  García Borrajo

Tierra  lapillada,
naturaleza escondida.
Dolor sin cesar,
su magia sufrida.
Las parras esmeraldas
asoman con dificultad
y en sus verdosas ramas,
uvas van a despertar.
Desnudos viñedos
al atardecer,
sus uvas recogieron
los recolectores con placer.
En la vendimia de Lanzarote
uvas, vinos y colores vivos.
César nos enseñó
cómo la tierra despertó.

Autoras: Sara Florido y Mireya Sánchez

Qué parras tan afortunadas
en esta tierra llena de picón,
tan oscura como el carbón
y los muretes las protegen
para que no se despeguen.
Con este viento tan voraz
que no las dejan descansar,
entre azote y azote,
nacen varios brotes.
Crecen  las uvas de distinto color
y cada una tiene su sabor.
La naturaleza su trabajo hace,
la prensa el jugo extrae.
Los campesinos terminan su labor
y César Manrique
en este cuadro su arte nos mostró.

Autores: Giovanni Tomas y Álvaro Montesdeoca.

domingo, 12 de enero de 2014

Para todo el que entre en este blog mágico.


Escribo unas palabras para decirles lo emocionada que estoy porque estos Sextos escriben de maravilla, ¿qué les parece?,  ¿no quedan sorprendidos? 
Es así el aprendizaje, sorprendente, como un volcán esperando salir. 
Van acumulando conocimiento y luego se produce la magia. Y yo estoy rodeada de esas cabecitas y de múltiples pares de ojos que miran absorbiendo todo lo que les entregas para transformarlo en algo mejor, en este caso los poemas escritos a partir de las obras de César Manrique. 
¡¡¡¡¡Enhorabuena!!!!
Les regalo una foto subiendo hacia el Roque Nublo. Bellísimo paisaje. Julia

Más poemas del Viento en La Geria (César Manrique)

Aunque no vea al viento,
lo oigo y lo siento,
que en mis andares se cruza
y me empuja con fuerza.
Bonito paisaje volcánico,
relieve atormentado.
Las hojas verdes le dan color
al negro picón,
que entre tanto malpaís
a César le produce una gran emoción.
               
Autoras: Judith/Marta.


Nosotros íbamos soportando
aquel terrible vendaval
entre malpaíses y palmeras
que nos daban fuerzas para caminar.
¡No podíamos aguantar
aquel torbellino fatal!

En las negras piedras de La Geria,
los vientos son los protagonistas,
ellos les susurran y acarician.
¡De las hojas es la fiesta!

Los árboles y palmeras
intentaban aprender a volar, 
pero tan malvados los vientos eran
que ni los dejaban enraizar.

En ese cuadro de César,
ellos atrapados están
sin saber por dónde salir,
sin saber por dónde escapar.

Aautoras: Alba Collado y Adelaida Ortega

viernes, 10 de enero de 2014

La vendimia (César Manrique)

En un atardecer grandioso
ellos terminan su trabajo laborioso.
¡Vino blanco, vino tinto,
qué más da si está rico !
Racimos de uvas
de los que salía el vino
que a los dioses encantaba,
César lo sabía
y  también lo saboreaba.
¡Vino blanco, vino tinto,
qué más da si está rico !
La prensa su trabajo hace
y el zumo de las uvas extrae.
Cestas de paja y mimbre,
prensas y barriles
pintó Manrique.
¡Vino blanco, vino tinto,
qué más da si está rico !

Autores : Alba Collado y Gisela Rodríguez

En la vendimia de Lanzarote 
se hace la bebida de los dioses. 
Uvas blancas, uvas negras, de diversos colores.
Los racimos  descansan en la cesta 
para luego morir en la prensa, 
que extrae el jugo divino, 
y se elabora un  gran vino.

Autores: Marcos Quintero y Naim Zerpa  

Hojas caídas y árboles secos,
¡a ver quién puede más
si nosotras o el viento!
Caminamos, caminamos
sin poder avanzar,
con ese ruido insólito
que no nos deja escuchar.
¡Los vientos alisios
furiosos están,
tal vez deseen provocar
la ira del volcán!

Autoras: Haridian Pérez y Aura Suárez 

La música del viento
se enreda en mi andar,
él jugaba conmigo
pero yo no podía más.

El viento orgulloso
no le dejaba enraizar
al pobre drago
que intentándolo está.

Solo era un juego,
nadie se tenía que preocupar.

Autoras: Paula Rguez. Suárez y Elena  Santana Hdez.