Microrrelato
Era
el momento más confuso para dioses, semidioses y criaturas mitológicas; en
especial para el Tritón. La gran guerra había empezado entre el Imperio Romano
y la Civilización Griega; todos tenían que escoger, o Griegos o Romanos. Y el
pobre Tritón iba a dejar de ser Dios para convertirse en una simple criatura
mitológica; y para colmo, ¡le iban a prohibir nadar en el Mar Mediterráneo! De
repente, se acordó de unas islas paradisíacas en el Océano Atlántico, y dijo: ¡Iré a vivir a Gran Canaria!
David
García
Microrrelato
Un día me encontré en el magnífico
Océano Atlántico. La gente me miraba con respeto, algunos valientes incluso se
atrevían a acercarse, sabían que este océano me pertenecía. Estaba
impresionado. Por fin podía nadar como pez en el agua, jugaba con el mar. Con
mi caracola calmaba o alertaba de las turbulentas olas que surcaban la playa de
La Laja. Esa brillante agua me acariciaba la cola bronce, bronce como la arena
que me rodeaba. Siento una felicidad inexplicable, yo soy y aquí estoy, el Dios
del Mar.
Mireya Sánchez
Microrrelato
Me
pregunto por qué estoy aquí, qué hago yo todos los días, y lo más importante,
por qué existo, quién me creó y para qué sirve la caracola. Lo único que sabía
es dónde vivía -en las profundidades marinas en un palacio dorado- y mi padre
se llamaba Neptuno; sí, Neptuno, ese Grandioso Dios con un Gran Tridente.
Christian.